Day: 13 abril, 2012

Tesón

Veintiocho largos años llevó a los berlineses derribar el Muro, la única opción que encontraron los comunistas en 1961 para evitar que la gente huyera despavorida de los barrios bajo su control. Apenas una muestra del estado de opresión que caracterizó al bloque soviético, muy diluido a día de hoy en sus sucedáneos chino o cubano. La hoz y el martillo ya no son lo que eran, por mucho que todavía haya nostálgicos en Sudamérica. Esperemos que la quimioterapia les avive el seso y les reduzca los delirios. Yo no iba a hablar de esto, sino del símbolo que supuso para Occidente la caída del Muro. Un 9 de noviembre de 1989, aprovechando la descomposición interna de la URSS, la miseria que corroía Alemania Oriental y el hartazgo de los ciudadanos a uno y otro lado, agarraron mazas y piquetas y comenzaron a derribar los bloques de hormigón. La unificación, en los años siguientes, fue lenta y exigente. A uno y otro lado la vida se había entendido de maneras distintas, y cuando se pusieron en común, hubo de necesitarse tiempo. Hoy, no se entendería Alemania dividida en dos.

La enseñanza que nos dejó me parece clara. El tesón de los alemanes les hizo esperar al momento oportuno, el instante adecuado, para saltarse cualquier prohibición y echar abajo un Muro de miedo, de indiferencia, de dolor, de tristeza. De vergüenza. El sueño de una generación que vio partirse en dos a las familias por el simple hecho de vivir en un barrio u otro de la ciudad, se hacía por fin realidad. A veces es cuestión de eso, de tesón, de decisión, de saber esperar y de asir la piqueta cuando toque para demoler palmo a palmo los muros que nos rodean, que nos impiden realizarnos, que constriñen nuestras ilusiones.