Vayamos por los hechos probados. Yo no he estado nunca en China, país que NO es un régimen democrático, y en el que la dinastía comunista pasa de señor chino trajeado a señor chino trajeado, con el inequívoco apoyo de las fuerzas armadas y la clase dirigente, amamantada al calor del coche oficial y el salario en el HSBC. Yo no he estado nunca en China, pero es un país en el que existe represión contra quienes opinan contrariamente a la casta dirigente, y contra quien siquiera se atreve a informar de sus tropelías contra los Derechos Humanos, y no se les caen los anillos a la hora de bloquear los accesos a peligrosísimas páginas de Internet como Youtube o la web de la BBC, conocida compañía terrorista británica. Yo no he estado nunca en China, pero este año celebran allí unas Olimpiadas que la comunidad internacional, sabiamente, está pidiendo sean boicoteadas al menos en el aspecto político/institucional (galas de apertura y clausura) como muestra de desafecto a la política indigna de un país en pleno siglo XXI. Yo no he estado nunca en China, pero es una extensión gigantesca de tierra, que alberga más de 1.300 millones de personas, el 90% de los cuales vive con un salario que en Europa daría para comprar un paquete de arroz de ese que consumen con fruición. Y sin haber estado nunca en China, que creo haberlo confesado previamente, voy a emitir un par de consideraciones nada revolucionarias.
Primero habría que preguntarse qué peaje pagó Pekín al Comité Olímpico Internacional, donde hay miembros destacadamente antiespañoles como el petimetre ese de Alberto de Mónaco, de profesión preñador de señoritas y gestor de una ciudad que vive gracias al juego y la evasión fiscal. Resulta sospechoso que a España se la vetara para celebrar los Juegos de 2012 por la amenaza de ETA (en 1992 no hubo problema alguno con los terroristas), y a China se le conceda un evento de relevancia internacional cuando no garantiza ni siquiera un trato civilizado y humano a sus ciudadanos. Deberíamos ir pensando en cómo se financia el COI, que casualmente tiene sede en Suiza, conocido país caracterizado por sus vacas moradas… y sus bancos. Segundo, apoyo con total firmeza las reivincidaciones de los tibetanos. Fueron un país invadido por China, apaleado por China, exterminado por China, amordazado por China, y ahora, desde la no violencia y por todo el mundo, denuncian la opresión brutal e injustificada del gigante asiático por pedir libertad y democracia. Tercero, aplaudo el boicot de países valientes como Alemania o Gran Bretaña, y la petición que ha hecho la Comisión Europea o los candidatos norteamericanos Obama y Clinton. Me gustaría aplaudir a España, pero creo que Curro Moratinos y ZP van a ir de viaje a Pekin, para nuestra vergüenza. Es lo que tiene ser potencia internacional y forja de la alianza de civilizaciones, que toca hermanar a países enfrentados y culturas antagonistas como la china y la tibetana.
China es una vergüenza para la sociedad actual como Cuba, Corea del Norte, las dictaduras islámicas (Irán, las naciones árabes, Marruecos…, Venezuela y cualquier país donde no exista libertad de credo, de opinión, de expresión y de información. Todos estos países podrán ser determinantes para la economía mundial, y un resfriado suyo hará que todos nos constipemos. Pero por encima de todo está la libertad del individuo, y si hay un solo estado que la niegue, su gobierno no merece consideración ni respeto. Aunque organice unos Juegos Olímpicos. Este post, evidentemente, no se leerá en China. Ni siquiera aunque estuviera escrito en cantonés.
Diga usté que sí, señora! 